Baloncesto, algo más que un juego.

30.09.2014 11:29

Está claro, como todo en la vida, que una de las sensaciones más gratificantes que una persona puede sentir es la satisfacción del deber cumplido. Como no puede ser de otra manera, esto lo saben muy bien los entrenadores de basket, tras mucho tiempo de trabajo, esfuerzo y toma de decisiones continua en entrenamientos y partidos, es obvio que es necesario un refuerzo positivo o una pequeña recompensa para comprobar que al menos algo se está haciendo bien y saber que todo ese empeño tiene sentido.

 

No me refiero con refuerzo positivo o recompensa a ganar ningún campeonato, pocos son los que los consiguen y dependerá de muchas variables o factores incontrolables que afectan al resultado (es lo complicado, pero lo bonito de este deporte), ni siquiera a una buena posición en la clasificación final de una liga o a un partido ganado, sino a un simple gesto en un entrenamiento, unas palabras de agradecimiento por ayudar a un jugador, la ilusión o motivación del equipo por mejorar o una determinada jugada en un partido.

 

Sirva como ejemplo de recompensa la jugada de poco más 10 segundos que mostramos en el siguiente video en una final provincial de categoría infantil masculina del año pasado en la que podríamos obtener varias lecturas o conclusiones. La primera y más evidente podría ser que se han conseguido dos puntos que puede ayudar al equipo a conseguir la victoria final. La segunda lectura desde un punto de vista más técnico podría tendríamos:

  • Balón subido de forma rápida y segura por el centro para evitar traps o 2x1 en la banda.

  • Una buena ocupación de los jugadores en el campo, abriendo espacios para dificultar las posibles ayudas defensivas.

  • Después del intercambio de posiciones entre jugador que sube el balón y un exterior, hay circulación de la pelota donde se encuentra una puerta atrás para asistir finalmente a un compañero con buena situación de finalización.

 

Hasta aquí todo sería correcto, es lícito y loable querer competir y jugar bien para lograr una posible meta como ganar esa final, o más bien al contrario, jugar bien para poder ser competitivos. Independientemente del resultado final, si se han hecho las cosas bien y el otro equipo termina ganando el partido porque es superior al tuyo, hay motivos más que suficientes para estar contentos.

 

La tercera y última lectura de esta jugada sería desde una reflexión más global, aparte de conseguir la canasta, haber utilizado bien distintos conceptos ofensivos, ya mencionados, con el timing adecuado, lo realmente importante sería la visión altruista que se desprende en el que el interés particular de una persona (jugador) está al servicio de un colectivo (equipo). En este sentido, se pueden deducir valores de esta sucesión de acciones encadenadas como el trabajo en equipo, compañerismo, generosidad y la cooperación de todos los jugadores. En momentos como este, donde parece que todo fluye y existe armonía y equilibrio con una atmósfera especial en el equipo, es cuando un entrenador percibe en una cancha de basket que se ha conseguido plasmar una forma de entender este deporte en una idea de juego, llegando a la conclusión que el baloncesto es algo más que un juego.

 

De esta manera, ese pequeño o más bien gran “refuerzo positivo”, puede servir para compensar todas las adversidades, decepciones o comeduras de tarro inevitables en muchos momentos y que además se viven desde la soledad del entrenador, utilizándolo también como combustible en el día a día.