El papel del entrenador dentro de la química de equipo.

24.06.2014 13:00

El entrenador influye considerablemente en la cohesión de equipo y en cada una de las variables mencionadas anteriormente, precisamente por este nivel de importancia lo hemos tratado en un punto diferente.

 

Según Buceta “el entrenador es el máximo responsable del trabajo de coordinación e integración del equipo y, por tanto, de su rendimiento. La dependencia que los deportistas tienen de las decisiones y acciones del entrenador en baloncesto es enorme; puesto que es el entrenador el que asigna a cada jugador su rol dentro del equipo, planifica el entrenamiento, diseña la estrategia a seguir en los partidos de competición, decide quiénes son los jugadores con los que va a contar en cada momento, se dirige a los deportistas para darles instrucciones, etc., con una importante influencia sobre las variables (también las psicológicas) que pueden afectar al rendimiento de los jugadores.

 

El entrenador es el responsable de definir los objetivos que pretende conseguir el equipo, mejor si es de forma consensuada con los jugadores. Estos objetivos tienen que ser individuales y colectivos, siempre reales. Para conseguir estas metas debe intentar que los jugadores encuentren sentido a lo que hacen, respeten unas normas de disciplina, realicen el máximo esfuerzo tanto en partidos como en entrenamientos y que estén  de acuerdo con la metodología utilizada.

 

Otra labor del entrenador será la asignación de roles y establecimiento de  normas: todos los grupos asignan roles a sus integrantes y establecen normas, las normas son reglas que gobiernan el comportamiento de los miembros del grupo, ateniéndose a los roles explícitamente definidos y permite al grupo realizar las tareas de un modo eficiente.

 

En cuanto a la asignación de roles, Carron matiza que: “el entrenador tiene que establecer claramente los roles individuales dentro del equipo y recalcar la importancia de cada rol para el éxito del equipo. Los jugadores deben comprender con claridad, aceptar y cumplir sus roles individuales. Cuantos más jugadores haya en el equipo que perciban su rol como intrascendente, más apático será el equipo”.

Cómo hemos comentado en puntos anteriores, la comunicación interpersonal es vital para el desarrollo de la cohesión de un equipo. El entrenador tendrá un papel importante en favorecer está comunicación tanto jugador-jugador como jugador-entrenador. No sólo debe existir la comunicación habitual necesaria para llevar a cabo los entrenamientos o la competición, sino establecer reuniones periódicas colectivas o individuales para conocer los puntos de vista de los jugadores. Por otro lado, un entrenador siempre debe estar dispuesto cuando el jugador quiera hablar con él para mostrar sus inquietudes, incluso mejor si es fuera del entrenamiento, ya que la comunicación puede ser más distendida con  buen clima para el entendimiento.

 

En lo que refiere a la aparición de subgrupos. Mientras que Cratty aconseja a los entrenadores ser comprensivos con estos subgrupos y aprovechar su influencia para que sus objetivos coincidan con los del equipo, Carron es más drástico y advierte contra el peligro de la formación de camarillas, apostando por rotar a los compañeros en las situaciones donde se pueden dar.

 

En definitiva un entrenador debe incentivar el sentimiento grupal dirigiendo al grupo humano con coherencia, objetividad, nivel de exigencia alto e igual para todos los componentes.

 

Liderazgo del entrenador en el equipo

 

Para Marvin Shaw (1983) un líder sería: “aquel miembro del grupo que ejerce una influencia positiva sobre los restantes miembros, o aquel miembro que ejerce sobre los demás un influjo positivo superior al que estos ejercen sobre él. La palabra positivo indica que la dirección del influjo es la deseada por el líder”.

 

 

Rainer Martens (1987) expone cinco variables de liderazgo en el entrenador:

Ø     El entrenador que se centra en las capacidades de los jugadores, de que se diviertan y de crear una atmósfera amigable.

 

Ø     El entrenador que procura fomentar la motivación intrínseca, mantiene un alto nivel de interacción con los jugadores dentro de un clima agradable, procurando que cada uno llegue a su logro más alto y de paso se pueda divertir.

 

Ø     El entrenador que se muestra igualmente interesado en las necesidades de los jugadores y en el rendimiento, en que lo hagan bien.

 

Ø     El entrenador que no ejerce el liderazgo, apenas enseña e ignora las necesidades de los jugadores.

 

Ø     El entrenador que enfatiza la buena organización y procura que el trabajo se lleve a efecto. Muestra escasa preocupación por las necesidades de los jugadores. El juego es simplemente un trabajo que hay que realizar.

 

 

Según Martens el segundo tipo de liderazgo es el más apropiado para el entrenador, el que procura fomentar la motivación intrínseca en los jugadores. En este sentido hace uso de flexibilidad y adaptabilidad en un estilo de liderazgo que no es ni democrático ni autocrático, sino una mezcla de ambos. Se trata de un estilo de liderazgo que requiere de directividad cuando la situación lo demanda y que no tiene inconveniente en descargar la responsabilidad sobre los jugadores. El entrenador actual debe aprender a combinar ambas actitudes y estilos de dirigir el equipo.

 

 

Un liderazgo efectivo del entrenador favorece un clima de trabajo. Por último también el entrenador debe conectar y favorecer el liderazgo de los jugadores, sobre todo los que son capaces de gestionar sus propias emociones y las relacionan con las emociones de los demás.