Hay cosas que no tienen explicación

17.05.2014 10:27
 
Hay cosas que son ilógicas y cosas que no son buenas para un colectivo. Y ambas cosas han ocurrido en el segundo partido de la Euroliga entre el Real Madrid y Barcelona.
Lo que se preveía como una gran batalla y un buen espectáculo para ayudar a difundir el deporte de la canasta ha quedado en un partido descafeinado.
 
Hacía mucho tiempo que el FC: Barcelona no fallaba en una gran cita (Xavi Pascual no lo conocía ni como entrenador, ni como head coach del Barcelona).
 
El partido arrancaba  con el equipo azulgrana más enchufado,  mandando en el marcador, que era lo que se exigía a ambos equipos, jugando perfecto en cuanto a ejecución de lo programado y con el acierto lógico. Las primeras rotaciones blancas propiciaban los primeros cambios en el partido y el Madrid recuperaba el tono y su nivel habitual. El Plan de juego del Barcelona debía tener preparado esta reacción, y como viene siendo habitual en el equipo de Pascual, deberían aflorar los cambios tácticos; pero eso no ocurrió y se llegó al descanso con ocho puntos abajo, que por otra parte, es algo perfectamente subsanable.
 

 

Lo extraño del caso vino en la segunda parte, donde el Barcelona empezó a empequeñecerse y a cometer errores infantiles que el Madrid castigaba duramente (no solo perdidas de balones en zonas del campo comprometidas para el balance defensivo, sino fallos en tiros relativamente fáciles). Algo nuevo en cualquier equipo que llega a estos finales de temporada y que opta a ser campeón de Europa, pero que se puede remediar si sigues remando y creyendo en tus posibilidades y en tu ruta de juego.
Pero eso no ocurrió, el equipo azulgrana erró en ataque, dudó en defensa, con la consiguiente permisibilidad que ello ocasiona: no pasaron bloqueos y el equipo blanco generó con facilidad; donde al principio iban a por todos los rebotes, dejaron de atacar cada acción, donde antes jugaban con determinación después no  sabían muy bien a quien buscar;  donde suelen aportar todos, pasaron a hacerlo solo Marcelinho y en contadas ocasiones Oleson.
 
Ello unido a los altos porcentajes de juego del Madrid, pues hacía proporcional el crecimiento de unos y el decrecimiento de los otros. Mirotic jugando su mejor baloncesto y los Sergios en su mejor nivel. Se les unían buenos minutos de Bourousis,  Rudy, y todo era coser y cantar porque robaban y anotaban con facilidad.
 
En definitiva, algo muy poco común pero que ha ocurrido en el peor momento tanto para el Barcelona como para el Baloncesto, pues los amantes al basket deseamos grandes batallas como la vivida en la última final de copa.
 
Ahora solo queda esperar que el Madrid mantenga su nivel de confianza en la final del domingo, donde tendrá un equipo trampa, pues si algo ha demostrado el Maccabi en su partido contra el CSKA ha sido FE y CONVICCIÓN.
Con el claro objetivo de no perder la cara al partido, los de David Blat, jugaron casi todo el partido abajo en el marcador, esperando su momento y haciendo jugar al rival con el miedo del favorito. Ahora se volverá a repetir, pues si antes eran favoritos los blancos, ahora más aún. Tanto por su nivel de semifinales como por la eliminación de los rusos.
El Maccabi es un equipo sin demasiada altura, y que dentro de un juego no muy elaborado, tiene en la creatividad de su juego exterior la principal virtud (lo mismo que el Madrid). De cara al espectáculo (“creo”) era la mejor final posible, pero tiene un gran peligro para los que gustan  tenerlo todo controlado (seguro habrá espectáculo, salvo hecatombe de alguno de los equipos).
 
Veremos que plantean los macabeos para hacer frente al juego blanco, pero mucho me temo que esas defensas de ajustes usadas en el primer tiempo contra los moscovitas, les serán de utilidad para frenar la producción blanca.
 
Suerte, y que además de ganar quien debe ganar (por el bien de nuestro baloncesto y como premio a una generación que ya se lo merece), gane el espectáculo y ganemos adictos al basket el próximo domingo.